martes, 19 de julio de 2011

Un llamamiento a la esperanza

Entre tantas subidas y bajadas de bolsas, tantos políticos que se mueven dando círculos, tanto joven (y no tan joven) manifestándose por tener un futuro y no una mierda pinchada en un palo (prestado)... parece que alguien quiere abrazarnos y darnos un poco de esperanza.

Ya hace bastante tiempo que fui a ver la última película de Woody Allen y todavía me meto como una loca en los enlaces de periódicos o páginas web que hablan de ella. Y es que la película, aunque parece hecha para culturetas literarios, no hace más que provocarnos un suspiro, darnos una palmadita en la espalda y susurrarnos al oído un "¡ánimo!" tan necesario en estos tiempos de crisis.



Lamento que las personas se sitúen ante la cartelera y pronuncien la típica frase de "yo no voy a ver una película de Woody Allen". Mi pregunta entonces es: "¿por qué?", bueno, mejor dicho: "¿¡¡POR QUÉ!!?" No se dan cuenta de que están perdiendo la maravillosa oportunidad de salir de nuevo a la calle con consuelo en su corazón, no con una amplia sonrisa al estilo salida-del-cine-después-de-ver-Amelie, pero sí con una esperanza, unas ganas de disfrutar del mundo que nos ha tocado vivir; porque a pesar de crisis, de política, del paro, del desconcierto, la dejadez y la amargura, hay cosas bonitas y maravillosas que son propias de nosotros mismos y que nadie más va a tener.

Así que por favor, puede que ustedes vayan obligados al cine a ver "otra de Woody Allen", pero ruego que por lo menos, no quiten la oportunidad de sentir esa esperanza de la que hablo a la pareja que les acompaña.

1 comentario:

Ana Campoy dijo...

La mejor experiencia cinematográfica en MESES.
Woody es grande