martes, 2 de marzo de 2010

Mi desvergüenza - La desvergüenza de los demás

Muchas veces he oido la expresión "quien tiene vergüenza, ni come ni almuerza", la cual me hace mucha gracia.

Yo para algunas cosas soy muy vergonzosa... pero para otras se diría que no tanto.

Parte I - Mi desvergüenza

Resulta que yo siempre he odiado a esos "jóvenes" que ponen la música de su móvil a todo volumen y todo el vagón nos enteramos de lo que el chaval/chavala está escuchando. Los días de los cascos con tu walkman (o incluso tu mp3), poniéndolos bajito para que no molestar a la gente que está a tu alrededor, parecen haber acabado.


Sin embargo, un día, en el tren que te lleva a la Plaza del Sol de Madrid me topé con un sonido, proveniente de un movil, no tan desagradable. Así que eché mano de mi "no vergüenza" y me acerqué al chaval que tenía puesta tal canción. El chico al verme delante de él, de pie y mirándolo fíjamente se sobresaltó y apagó la música al instante. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que el chaval era consciente de que lo que estaba haciendo no estaba bien hecho, pues sus ojos parecían temer que le fuese a echar la regañina por tener la música así.

Así que le dije un "tranquilo, solo quiero saber la canción que estás escuchando". Al chico parecía temblarle las manos (no tendría más de 15 tacos aunque aparentaba 13) mientras buscaba de nuevo en su móvil la canción. No sé si por los nervios o porque no lo sabía, no podía decirme con exactitud el intérprete y el título de la canción, así que me dijo:

- ¿tienes bluetooth?

Yo afirmé y entonces lo que hizo fue pasarme la canción en los dos minutos que quedaban para llegar a la estación. Cuando bajé del vagón junto con él terminó de bajarse la canción. Le dije un "gracias" y el chaval desapareció.

La duda que me queda ahora es si el chico a partir de ese día volvió a poner música en los vagones de trenes a todo trapo o a partir de ese momento comenzó a usar cascos. A lo mejor, mi acto le motivó para hacerse DJ. ¿Quién sabe?




Parte II - La desvergüenza de los demás


Estaba yo abriendo mi correo electrónico cuando descubrí un curioso mensaje de un chico al que llamaremos SL. El chico estaba desesperado porque no encontraba la banda sonora de "Mapa de los Sonidos de Tokio". Había entrado en este blog y había visto mi entrada correspondiente a la maravillosa música que acompaña a esta película. Así que SL, ni corto ni perezoso, me pedía que por favor me dijese como encontrarla.

Después de una serie de pasos que no desvelaré aquí, SL tuvo en su poder las 17 canciones que componen el disco. Me dijo que todo estaba bien, que le había gustado mucho, que hablásemos en inglés porque el español lo dominaba pero no mucho y nos despedimos con un cordial saludo y un "hasta otra". Yo no le había visto. Él no me había visto. Y hoy, SL me ha vuelto a escribir, dándome de nuevo las gracias y haciéndome un regalo. Me ha mandado un bonita canción de su cantante nativo preferido. ¡¡Y qué regalo!!

Puede que ya sé a quién ir a visitar si algún día me paso por Brasil.

¡Encantada de conocerte SL!



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