
Érase una vez...

He vuelto.
Y han pasado muchas cosas desde la última vez. Para empezar, es verano, voy por el tercero de Larsson, he vuelto a estar “alone with everybody” como decía mi querido Richard Ashcroft, nuevas amistades, nuevas prespectivas de futuro, terminé el odiado cuarto, sueño con fichas blancas y negras… en fin, que no terminaría.
Como supongo que la mayoría de la gente que lea esto, son personas que normalmente están a mi alrededor, no les contaría nada nuevo, así que paso de ir mas allá y aburrirlas.
Mi vida estos últimos meses la ha llenado IAMX principalmente; pero como la última entrada ya se la dediqué voy a coger a otros tres especímenes.
A mediados de Abril cogí el plato de vinilos de mi padre y me lo instalé en mi habitación. Me metí en un armario lleno de polvo y saqué los antiguos y cuidados vinilos de mi padre. Y rescaté uno muy especial, que sé que cada vez que escuche su canción principal voy a acordarme de mi padre. Porque esta canción le define, con ese afán suyo de que no seamos “a vegetable!!” en la vida, que luchemos por lo que queremos/creamos/sintamos. Y esta entrada principalmente va para él que últimamente lo está pasando un poco mal.
Quiero destacar la letra. Cuando he ido de vuelta a casa estos últimos meses, mirando por la ventana del autobús, muchas veces la he escuchado y me ha servido para recordarme que pase lo que pase uno tiene que seguir siendo fiel a sus principios… y es que últimamente encontrar a alguien con principios morales se está convirtiendo en una tarea prácticamente imposible. Va para ti papá, que tantas cosas me has enseñado.