A mi siempre me han gustado las brujas y los malos/malas de las películas.
Me parecen personajes mucho más interesantes que las típicas princesitas, tan monas ellas, que parece que nunca se van a caer, despeinarse y quedar en ridículo.
Cuando mi perra Tiza vino a nuestra casa era verano. Debido a esto, mis padres y mi hermana trabajaban y yo debía de quedarme a cargo del pequeño cachorro. Le daba de comer, le limpiaba el pipí y la caca y por supuesto la regañaba para intentar que Tiza se diese cuenta de las cosas que no podía hacer. Debido a mi capacidad (constructiva) de educar a nuestro cachorro me gané el sobrenombre durante esos días de Rottenmeier y cada vez que Tiza hace algo malo alguien comenta en casa "no hagas eso Tiza, que sino viene la Rottenmeier".
Debido a esto empecé a indagar un día y a pensar en mi sobrenombre. Y entonces descubrí que efectivamente adoraba a la señorita Rottenmeier y lo mas importante, descubrí que realmente a esta mujer habría que llamarle: "
La pobre señorita Rottenmeier".
Como muchos sabemos, la señorita Rottenmeier es uno de los personajes del famoso cuento "Heidi". Esta mujer es una institutriz de finales del siglo XIX, vive en una mansión y tiene muy mal genio. Se encarga de martirizar a la pequeña Heidi que lo único que piensa es en volver con su abuelo. ¡¡Pero vamos a ver!! ¡¡Es que aquí hay mucho más transfondo y parece que nadie se da cuenta!!
Por la época de nuestra pobre institutriz, las mujeres debían de casarse con un hombre de buena familia y si no era así, lo más normal es que acabasen de monjas o putas porque de algo había que comer. Seguramente nuestra pobre señorita Rottenmeier era una de estas mujeres. Así que en vez de hacerse monja y vivir en un convento, puede que pensase donar su existencia a cuidar de una pobre niña inválida (la famosa Clara) mientras el ricachón de su padre se iba a hacer viajecitos por Europa. El padre de Clara, recordemos, es un hombre adinerado de finales del siglo XIX y muchos sabemos que en esa época un hombre de estas características iba de fiesta en fiesta, cortejando a damas, bebiendo y fumando. Vivía de las rentas y se alimentaba de los cotilleos de la sociedad.
Así que la señorita Rottenmeier tiene que educar y cuidar a una pobre niña inválida abandonada por su padre ya que este tiene "muchos compromisos". Es en este momento cuando llega esa niñata llamada Heidi.
Rottenmeier se encuentra con una niña salvaje, que lo único que hace son trastadas. Con el frío que debía de hacer en esa época la niña malcriada se empeña en ir descalza por la casa sin importarle pillar una neumonía (enfermedad por la que luego a la señorita Rottenmeier se le haría responsable), no come como debería, no se pone los vestidos, empieza a guardar víveres en el armario (con los correspondientes olores, hormigas, ¡¡cucarachas!!), no se concentra cuando hace los deberes porque lo único que ve son cabras saltando por la letras, se sube a las mesas, a las sillas, le dan berrinches constantemente porque no consigue lo que quiere, trae animalitos a la mansión...
Y por supuesto, si algo sale mal, Clara resulta dañada o no se cumplen los propósitos de El Señor, quien resulta ser la responsable es la señorita Rottenmeier.
Heidi no es la niña buena del cuento. Heidi es una niña salvaje que siempre tiene que conseguir lo que quiere y si no lo consigue le da una pataleta. La pobre señorita Rottenmeier es una mujer reprimida por la sociedad, viviendo siempre con el temor a ser despedida, porque si es despedida ¿a dónde va una mujer sola a finales del siglo XIX? Soltera porque seguramente nació en una familia sin dinero, sin días libres, trabajando las 24 horas al día, vestida siempre con uniforme, teniendo que llevar siempre el vestido impecable, una mujer culta ya que debe de saber de historia, matemáticas, lengua,...
Y después de esto ¿pretenden que yo piense que la señorita Rottenmeier era la bruja del cuento?
¡¡No se equivoquen!! La señorita Rottenmeier era LA VÍCTIMA.
Esto no ha hecho más que empezar. A partir de hoy habrá JUSTICIA.