Érase una vez...
cosas inesperadas que suceden. Y es que nunca podemos llegar a estar preparados para cambios imprevistos, conversaciones nuevas, llamadas de teléfono que nunca creerías que fuesen a sonar, o amistades que nunca creerías que fueses a perder, encontrar y ¿por qué no decirlo? redescubrir.
¿cuánto tenemos que esperar para darnos cuenta de las cosas que hemos perdido, encontrado o dejado caer? ¿cuánto tiene que pasar para darnos cuenta de esas cosas que nunca nos han pertenecido o que nunca podremos llegar a conseguir?
¿cuál es el momento idóneo de saltar y lanzarte? ¿cuánto puedes llegar a quedarte sentado esperando a que las cosas pasen por tu lado sin influenciarte, aunque sabes que lo que está pasando te está involucrando directamente?
No esperes, piensa y luego actúa. El tiempo no es gratuíto, al igual que las oportunidades.
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